domingo, 28 de septiembre de 2008

Un diagnóstico preocupante

Si bien es clara la situación del campo hoy, dialogamos con el ingeniero agrónomo Guillermo Arró, de la firma Raúl Pérez, quien dijo que: "Para realizar el análisis partiremos de los resultados cercanos, es así que la última campaña agrícola arrojó resultados positivos pese a los aumentos de precios de insumos, pese al aumento de las retenciones producido en noviembre de 2007, pese a las distorsiones en los precios del trigo y girasol. Este resultado positivo de la agricultura fue dado en parte por el aumento de los precios internacionales que se reflejaron en el mercado interno (en soja y girasol), de los rendimientos (trigo pan) y de los rendimientos y el aumento de los precios en el caso de la cebada (se dio internacionalmente un aumento en los precios y en la demanda lo que permitió mejorar los precios internos)". "En lo ganadero los resultados del último tiempo están simplemente asociados con lo negativo pues los precios se hallan totalmente desvirtuados y los niveles de producción han caído en una forma muy notoria por un invierno, y un verano muy difícil, heladas y falta de precipitaciones se hicieron sentir de sobre manera (con sólo recorrer algunos campos se ve como las bajas temperaturas y la llovizna del fin de semana pasado dejaron animales muertos en muchos campos producto de la debilidad de los animales). "Este panorama regional es el marco de referencia, que a principios de año permitía que los productores vieran con mejores ojos el futuro cercano por mejores precios internacionales pero con cierta preocupación por las intervenciones del Gobierno y las distorsión manifiesta en ciertos mercados como el de la carne y el del trigo y así se llegó en lo regional al conflicto entre el campo y el Gobierno. "Durante el conflicto se vio como algunos precios internacionales treparon en forma notoria pero entre las retenciones y la intervención de los mercados fue imposible acceder a los mismos. Casi simultáneamente con los precios de los productos también comenzó el aumento de los insumos, de los arrendamientos, del gasoil y los costos de estructura. "Se fue resolviendo: ¿qué sembrar? y ¿cómo sembrar?, fue así que se optó por disminuir la superficie de trigo y aumentar muy marcadamente la de otros productos como es el caso de cebada cervecera, trigo candeal y colza y el cómo implicó una disminución en el paquete tecnológico. Y en lo que se refiere a gruesa son cada vez mas los productores que están analizando la posibilidad de dejar de hacer girasol para incursionar en la siembra de la soja que lentamente va ganando más interesados por el nivel de costos y por los rindes alcanzados es quizás la única alternativa rentable hoy por hoy en la zona". En referencia a la resolución 125, el entrevistado sostuvo: "El fin de la resolución 125 no trajo ninguna mejora a la situación que se estaba viviendo en la región por el contrario los precios de algunos productos como trigo y girasol se divorciaron de los valores internacionales y por el otro lado los insumos copiaron más que nunca los valores internacionales. Tal es así que en los niveles de precios actuales para los granos y oleaginosos y los valores de los insumos y los costos directos más los costos indirectos habría que estar en niveles de producción superiores a los promedios de los mejores años y entre un 25 y un 30% por encima de los promedios normales. A todo este panorama de costos, precios y política le debemos agregar el clima: lluvias escasas en casi toda la región, alternancia de tiempo cálido con fríos intensos, vientos persistentes. Y como no era suficiente comenzó una presión notoria y en algunos casos hasta con visos de persecución de organismos de control más la insinuación de que todo lo que hacían los productores estaba fuera de la ley". Para finalizar, Guillermo Arró sostuvo: "Todo lo señalado ha dado lugar a una situación preocupante y hasta quizás difícil de salir pues a lo normal para esta altura del año que era déficit hídrico le estamos sumando incertidumbre desde lo institucional pues no hay posibilidades de mercados transparentes ni a corto plazo la regulación de los precios de los insumos. "El diagnóstico es preocupante, los tratamientos variados, otra posibilidad es si en estos días llueve, se obtengan buenos rindes y disimulemos todo lo malo, éstas son alternativas, posibilidades como cuando uno tira una moneda al aire puede ser cara o seca. El grueso de los paliativos está en manos de quienes nos han puesto en esta situación y hoy por hoy no se ve intención de tratar de aplicar el tratamiento necesario para salir adelante".

http://www.lavozdelpueblo.com.ar/diario/2008-09-28/El_Campo/33184.htm

jueves, 25 de septiembre de 2008

Los productores se desesperan para conseguir un poco de agua



Cavan pozos y construyen represas para evitar que sus animales mueran de sed

Por Fernando Bertello Enviado especial

TOSTADO, Santa Fe.- Hacen lo que pueden con tal de que no se les mueran más vacas. La desesperación los carcome y el calvario no termina.
Apremiados por el agravamiento de la sequía, los productores del norte santafecino y el sur de Chaco, otra región fuertemente castigada por el fenómeno, han puesto en marcha una serie de estrategias para tratar de ponerle un freno a la sangría que significa la mortandad de animales. Pero igual no siempre tienen éxito; gastan dinero y no solucionan de raíz el problema.
Según el lugar que se recorra, el cuadro que se puede observar por esta región va desde productores trayendo agua de algún río en tanques u arreando sus vacas a un reservorio que encontraron a varios kilómetros hasta otros haciendo pozos por doquier para ver si aparece una gota. Sin nada de agua ya en sus propios establecimientos, también hay casos de gente que decide cavar directamente pozos al costado de la banquina de una ruta y llevar sus animales hasta allí.
Cerca de Gato Colorado, en el límite de Santa Fe con Chaco, anteayer Celina Alegría les estaba dando a 30 animales agua que ella misma sacaba con un balde de un pozo hecho en la banquina. En Tostado, Miguel Angel Rodríguez andaba a caballo por la banquina llevando sus vacas para que bebieran algo en el río Salado. Estaba a 500 metros de un recorrido obligado de cuatro kilómetros para ir hasta el río. "Hago esto todos los días desde marzo pasado, no tengo agua ni pasto en el campo", dijo a LA NACION este productor, que tiene 72 animales.
Muchos productores se han largado a cavar pozos y hacer represas en sus campos. Es una alternativa de emergencia. "En la desesperación, uno dice vamos a sacar agua de abajo", comenta Gustavo Porro, presidente de la Sociedad Rural de Villa Angela, en el sur chaqueño, ubicada a unos 260 km de Resistencia. En una zona con una media de 1200 milímetros, este año se lleva un déficit de 800 mm que difícilmente se recupere hasta diciembre.
Con un pozo, que no es otra cosa que una excavación que puede ir de 3 a 5 metros de diámetro por 7 u 8 metros de profundidad calzada con ladrillos, los productores buscan agua de vertientes. Las represas son obras con máquinas viales, sirven para acumular agua y se construyen según el recurso financiero de que se disponga. Hay represas de hasta 30 metros de ancho por 60 metros de largo. Pero todo tiene un costo: hacer cada pozo cuesta 10.000 pesos y una represa ronda entre 10.000 y 15.000 pesos, como mínimo. Encima, esto no garantiza conseguir agua abundante y de calidad; hay zonas donde la sal y el arsénico son problemas muy serios.
"Entre pozos y represas gasté 200.000 pesos -expresa Porro-. En una sola represa gasté 25.000 pesos [de 6,5 metros de profundidad por 30 de ancho y 45 de largo] y no tuve caudal de agua ni calidad", cuenta Porro, que agrega: "Igual es una obra que queda". "Los que pudimos ya hicimos represas porque se agotaron los pozos", señala el productor Rubén Ferrer. "Tengo 74 años y nunca vi algo peor", añade.
Otro drama es que, con temperaturas cada vez más altas, inviernos cortos y veranos más largos, el ambiente demanda más agua. Si antes 100 mm se evaporaban en una semana, eso ahora ocurre en dos o tres días. Según el estado de desarrollo en que se encuentre, un cultivo necesita entre tres y seis milímetros diarios de agua. La sequía también ocasiona la quema de campos muy resecos. Los fardos
Algunos productores también han tratado de conseguir rollos y fardos, pero se dispararon los precios. Antes valían entre cinco y seis pesos, pero con la sequía un fardo de 18-20 kilos llegó a costar 25 pesos. Una vaca adulta come de 30 a 40 kilos de pasto por día, con lo cual se requieren dos fardos por día por animal. En la ruta es frecuente ver camiones que trasladan pasto de un lado a otro buscando paliar el drama.
Ese movimiento frecuente que se puede ver en cualquier ruta se repite tranqueras adentro en la localidad santafecina de Tostado. Allí, al costado del río Salado, una bomba extrae agua y es incesante el movimiento de camiones y acoplados tanque. Agotadas sus reservas, consiguen esta agua para mezclarla con la poca que pueda haber todavía en el campo. La mezcla es para bajar el alto contenido de sal del agua del campo, con casos en que, bajo tierra, hay de 15 a 30 gramos de sal por litro.
Como mucho, el animal puede tolerar hasta 7-8 gramos de sal por litro, según dicen aquí. Los productores se están llevando más de 700.000 litros por día, aproximadamente. Para llevar el agua, la Rural local organiza el movimiento de tres camiones contratados y el Ministerio de la Producción santafecino bonifica en un 50% el costo del transporte.